La única vez en que he asistido a algo parecido fue hace unos años, en pleno furor a cuenta de la Ley Orgánica de los huevos, a causa de alguna lumbrera que se lanzó en mi oficina a "implementar una política de género adecuada".
Para ello contrataron, supongo que a precio de oro, a una consultora externa y una tipa se dedicó a husmear durante días por cada despacho, archivo o rincón y tras ello expuso las conclusiones de su auditoría a quienes se supone que teníamos algo que decir y, por supuesto, éramos responsables de actitudes cavernarias.
Tarado aguantó lo que pudo durante aquel chorreo de gilipolleces de manual de adoctrinamiento pero ya no pudo más cuando llegó el tratamiento de reclamaciones:
- Disculpe, ¿podría explicar, dado que no he logrado captarlo, la importancia de introducir una perspectiva de género en la gestión de quejas, reclamaciones y sugerencias?
- Invisibilidad, bla, bla, perspectiva de género, bla, bla, vestigios del patriarcado, bla, bla, empoderamiento, bla, bla.
- O sea, que para abordar cada una de esas incidencias considera usted crucial que se considere el sexo de quien las plantea, ¿no?
- Por supuesto.
- Pues mire, si quiere le voy a anticipar el sesgo estadístico que va usted a proporcionar a la cuestión. Hasta ahora yo pensaba que lo importante al tramitar un asunto de este tipo lo primero era registrarlo debidamente, después hacer indagaciones en el departamento que corresponda, más tarde y en razón de ello deducir si la queja es razonada o si la sugerencia es admisible, y si lo es rectificar en lo que se haya fallado y avanzar en lo susceptible de mejora y finalmente dar una adecuada respuesta al interesado. Ahora veo que lo trascendental del asunto es si se pone en contacto con nosotros Pepita o Juanito y, desde luego, le diré lo que va a pasar si las cosas pasan por su filtro particular: Si las mujeres son mayoría en ello resultará que se debe a que nuestras acciones son machistas, patriarcales y retrógadas, perjudiciales de por sí para el sexo femenino y/o a que las mujeres son activas, participativas y socialmente responsables; si por el contrario son minoría ello se deberá a que el secular patriarcado impide o dificulta a las mujeres actuar en estos asuntos y/o a que nuestros métodos de gestión y atención son discriminatorios y hasta denunciables. A continuación le explicaré por qué en realidad las quejas o sugerencias se formulan por hombres o mujeres: ocurre que en ocasiones una incidencia afecta a los primeros y en otras a las segundas, y nada más, o a lo sumo puede ocurrir que en ese momento la persona afectada no puede ponerse en contacto directamente con nosotros y por tanto lo hace en su lugar otra persona: padre, madre, hijo, hija, esposo, esposa o vecino/a (remarcando esto) del tercero, pero no hay más lectura que hacer del asunto.
Se hizo un silencio sepulcral.
- Y, mire - añadí- aprovechando la ocasión y por lo que se refiere a su guía para la aplicación de un lenguaje no sexista le informo que salvo aplicación coactiva de semejante colección de sandeces no tengo la menor intención de hacer revolverse en sus tumbas ni a Dña. María Moliner ni a D. Lázaro Carreter a cuenta de ese afán de crear una neolengua orweliana que retuerce hasta el absurdo la frase más inocua, de modo que puede elegir, o le devuelvo el ejemplar que amablemente me cedió hace días o irá directamente a la trituradora de papel. Y ahora, si me disculpan y el presidente de esta sesión no tiene inconveniente, me marcho a hacer cosas verdaderamente importantes.