RoderickUsher
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Con la llegada de tiempos fríos e invernales, es habitual que el hombre romántico deje caer temporalmente los quehaceres materiales, como las hojas muertas del otoño, para abordar la introspección, para hundirse en temas de tipo espiritual.
Como poeta que soy, he sido inspirado, visitado por la musa, para tener la oportunidad de desentrañar los misterios del comportamiento del ser humano, vagando por paisajes grisáceos con mi mente perdida en el abismo de los recuerdos y meditando sobre mierda.
Una tarde, muy inspirado, pensé en distintas situaciones sociales que podrían suceder y que podrían destruir la vida del hombre de alma débil. Una de ellas me ha helado el corazón y ha llenado mis sueños de horror: la falta de papel higiénico en el cuarto de baño de otra persona.
Imaginaos que una noche estáis cenando agradablemente en la casa de una mujer hermosa cuyos orificios queréis destrozar. La habitación está iluminada por una serie de velas rojas sobre una hermosa mesa victoriana. A lo lejos, suena una suave melodía que transmite una sensación de intimidad. Imaginad ahora que estáis degustando un poco de caviar cuando sentís una fuerte presión en los intestinos. Sabéis que es grave. Os disculpáis y acudís urgentemente al cuarto de baño. Una vez purgados vuestros intestinos observáis el desastroso resultado y procedéis a limpiar vuestro irritado ojals. Pero comprobáis que no queda papel higiénico. No hay ni toallas. No hay una ducha. No hay jabón. NO PODEIS IROS. Susan os espera ansiosamente en el hermoso salón francés para continuar con la interesantísima conversación sobre filosofía, antony and the jonson esos o algún tema que conmociona los labios vaginales de las fulanas. No la quereis decepcionar.
¿Cómo procederíais en tal caso? No encuentro ninguna situación posible dada una situación así de dificil y empiezo a sospechar que este sería el final definitivo.
PD: Soy consciente de que muchos de vosotros sois españoles y que, por tanto, pertenecéis a la subraza latina. Se que los latinos oléis bastante mal por naturaleza y que no cambiaria mucho la cosa si fuerais al salón apestando a mierda. Por un minuto, imaginad que sois personas: educados, adinerados y arios. Haced el esfuerzo, por favor.
Como poeta que soy, he sido inspirado, visitado por la musa, para tener la oportunidad de desentrañar los misterios del comportamiento del ser humano, vagando por paisajes grisáceos con mi mente perdida en el abismo de los recuerdos y meditando sobre mierda.
Una tarde, muy inspirado, pensé en distintas situaciones sociales que podrían suceder y que podrían destruir la vida del hombre de alma débil. Una de ellas me ha helado el corazón y ha llenado mis sueños de horror: la falta de papel higiénico en el cuarto de baño de otra persona.
Imaginaos que una noche estáis cenando agradablemente en la casa de una mujer hermosa cuyos orificios queréis destrozar. La habitación está iluminada por una serie de velas rojas sobre una hermosa mesa victoriana. A lo lejos, suena una suave melodía que transmite una sensación de intimidad. Imaginad ahora que estáis degustando un poco de caviar cuando sentís una fuerte presión en los intestinos. Sabéis que es grave. Os disculpáis y acudís urgentemente al cuarto de baño. Una vez purgados vuestros intestinos observáis el desastroso resultado y procedéis a limpiar vuestro irritado ojals. Pero comprobáis que no queda papel higiénico. No hay ni toallas. No hay una ducha. No hay jabón. NO PODEIS IROS. Susan os espera ansiosamente en el hermoso salón francés para continuar con la interesantísima conversación sobre filosofía, antony and the jonson esos o algún tema que conmociona los labios vaginales de las fulanas. No la quereis decepcionar.
¿Cómo procederíais en tal caso? No encuentro ninguna situación posible dada una situación así de dificil y empiezo a sospechar que este sería el final definitivo.
PD: Soy consciente de que muchos de vosotros sois españoles y que, por tanto, pertenecéis a la subraza latina. Se que los latinos oléis bastante mal por naturaleza y que no cambiaria mucho la cosa si fuerais al salón apestando a mierda. Por un minuto, imaginad que sois personas: educados, adinerados y arios. Haced el esfuerzo, por favor.