No, no es lo mismo. Pero a una tipa a la que un gachó la pone a lamer, empotramientos mediante, un espejo discotequero a los 5 minutos de conocerse, es una cerda.
No es una cerda, que también, es una loca. Esa sexualidad exacerbada da a entender claramente un transtorno de la personalidad. Tiene todas las cartas:
-Raruna, con descontento de su cuerpo, pues quiere ponerse pecho, pero a la vez sabe que es su única arma.
-Mal gusto para elegir amantes.
-Mirada fija, que torna rápidamente por miradas de pena, como creyéndose de verdad que ella solo es una víctima más de lo que su conciencia le dicta.
-Falta total de empatía. El hombre debía morir y punto. Ese era el objetivo.
-Se aprovecha exageradamente del sexo para lograr cosas. No me extrañarían frecuentes peleas de celos entre la Maje y Salva, que acabaran en un sexo guarro obligado por ella. Sí, como si lo violara. Igual. Con el marido, lo mismo. Él la quiere dejar en repetidas ocasiones y ella lo encierra y le esconde las llaves, le pega, le muerde, le chilla, hasta que se arranca el pijama y se le tira encima, abrazándolo y restregando su toto insinuante; mordiéndole la boca, hasta que él cede.
-Se puede mostrar encantadora en público y no debe ser mala conversadora; pero no tiene amigos verdaderos y se lleva mal con quien la conoce, sean familiares o vecinos.
-Puede mentir de una forma brutal sin remordimiento ninguno, aunque ella sepa que tú sabes que te miente, pero no le importa, porque esa es la realidad que ha inventado y todo lo está haciendo por ti, porque ella es muy buena contigo siempre y quiere lo mejor para ti. Lo que has dicho son simples detalles, eso no sirve.
El mal, como dice ILG, el mal más puro, el de la mala de la película de Antena 3 de sobremesa. No sé cómo alguien puede plantearse siquiera, no ya follar, sino, estar en la misma habitación que ella.