Aprovechando este hilo, una pregunta para los varones del foro:
¿A vosotros también os pasa que tenéis dos gustos sexuales distintos?
El primero es un gusto de carácter romántico, noble, elevado, humanista. Procede de instancias cerebrales más evolucionadas, de la mente del homo sapiens. Es un gusto por mujeres de belleza elevada, elegantes e inteligentes, comprensivas y afectuosas, es decir; todo tipo de virtudes estéticas y morales. Dentro de este gusto se enmarca mi "crush" adolescente con la Winona Ryder pre-cirugía plástica, con Sharleen Spiteri la vocalista de Texas, y más adelante, Mar Saura, Raquel Sánchez Silva, Monica Bellucci, Keira Knightley, etc.
El segundo es un gusto de carácter primitivo, netamente sexual, más salvaje, embrutecedor, animalesco. Procede de la amígdala, del cerebro reptiliano. Es un gusto por mujeres de belleza más chabacana; discotequeras, go-go's y jennys de barrio; aunque hay un subtipo más refinado; el de las pijas, niñas de papá, universitarias engreídas que se saben el temario aun siendo esencialmente estúpidas. Sea como fuere, mujeres de alto primitivismo, mujeres que son hembras, con una feminidad primaria, salvaje, altamente palotizadora, una feminidad de "fóllatela o lapídala". Son hembras a las que deseas a la vez que odias; por ser tan putas, por ser tan primitivas, por ser tan nocivas para la sociedad, por lubricar sólo con chulos y maleantes. Dentro de este segundo gusto enmarco a toda clase de zorras con pinta de depredadoras, como las presentadoras Carmen Alcaide,
Sonia Ferrer o
Ruth Jiménez (la novia de Risto Mejide), o dentro del subtipo más chabacano: actrices porno de la talla de
Julia Bond,
Riley Mason,
Shay Laren y demás zorras tremebundas.
Lo malo es que muchas veces estos dos gustos no se conjugan bien y dan lugar a que una hembra te atraiga sexualmente a la vez que la desprecias. O a que te enamores de una mujer sin que en principio pienses en follártela.
Parece que a las mujeres les pasa más o menos lo mismo, aunque ellas tienen menos capacidad para discernir entre el gusto romántico-amoroso y el gusto erótico-sexual. De hecho, ellas lo mezclan todo y no distinguen nada.