"Quiero un hombre de verdad"

  • Iniciador del tema Iniciador del tema sotar79
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El anuncio de heneiken (que no el de Amstel) está dirigido claramente al público masculino. Busca la complicidad con el hombre riéndose de la superficialidad y el histerismo de las chicas. Ningún tío tiene un almacén de cerveza en su casa, pero tías con habitaciones y armarios infestados de ropa las hay a miles. Esa es la comicidad que busca el anuncio, y por eso está claramente dirigido a los tíos. Además, cualquier persona que beba cerveza sabe que la heineken, como la coronita, la beben en su mayoría mujeres y maricones. Si algo buscan los comerciales holandeses es revitalizar su imagen entre el público masculino para competir con las cervezas nacionales de cada país, que al fin y al cabo son las que compra todo hijo de vecino cuando va al super o baja al bar a ver el fútbol.
 
))SeVitiE(( rebuznó:
El anuncio de heneiken (que no el de Amstel) está dirigido claramente al público masculino. Busca la complicidad con el hombre riéndose de la superficialidad y el histerismo de las chicas. Ningún tío tiene un almacén de cerveza en su casa, pero tías con habitaciones y armarios infestados de ropa las hay a miles. Esa es la comicidad que busca el anuncio, y por eso está claramente dirigido a los tíos. Además, cualquier persona que beba cerveza sabe que la heineken, como la coronita, la beben en su mayoría mujeres y maricones. Si algo buscan los comerciales holandeses es revitalizar su imagen entre el público masculino para competir con las cervezas nacionales de cada país, que al fin y al cabo son las que compra todo hijo de vecino cuando va al super o baja al bar a ver el fútbol.

¿Pues si la beben mujeres y maricones para qué dirigen la publicidad a los hombres? :lol:

En serio, si quieren hacer publicidad para nosotros que contraten publicistas heteros y no sean tan retorcidos.

cartel_cerveza.jpg
 
baron_harkonen rebuznó:
¿Pues si la beben mujeres y maricones para qué dirigen la publicidad a los hombres? :lol:

En serio, si quieren hacer publicidad para nosotros que contraten publicistas heteros y no sean tan retorcidos.

cartel_cerveza.jpg

Cartel heteroxesita donde los haya. Por cierto, ni jeinekenes ni amsteles. Cervezas? de marikonazos y travelos
 
pantahpelo rebuznó:
Cartel heteroxesita donde los haya. Por cierto, ni jeinekenes ni amsteles. Cervezas? de marikonazos y travelos

pero qué manía con que la cerveza es cosa de maricones... :face:
 
gremlinsad500.jpg


Yo no soy muy cervecero, así que me gusta la Coronita, bien fría, con su rodaja de limón. Y no soy (demasiado) maricón.
 
mira que este subforo no lo piso en meses, pero se muera mi abuelo, lo que me estoy riendo con este post :lol:
 
Pues para costumbre mariconísima en el bebercio, la que tuve que presenciar este verano en las pitiusas: un elemento que nos recomendaba cambiar la cerveza del aperitivo por "un vasito de vino blanco" porque, según él, "la cerveza está llena de calorías y engorda" y "total, el vino blanco refresca lo mismo ja-ja-ja".

Eso sí, presumía de uno de esos six-packs de portada de men's health, pero tenía una pinta de maricón de lomo partido que echaba para atrás.
 
¿Ahora el vino también es de maricones?

Joder, pues aquí os dejo la única bebida digna de hombres heterosexuales y varoniles?

batido-platano-fresa.jpg
 
Gracias a la cerveza, muchos tíos han podido follar con guiris...

Aunque otros les va más la coca...
 
oktoberfest rebuznó:
Gracias a la cerveza, muchos tíos han podido follar con guiris...

Como tú, por ejemplo, no?¿Has vuelto a quedar con alguna guiri para un intercambio cultural?
 
¿Ahora el vino también es de maricones?

No amigo, el vino sólo es patrimonio de los borrachos. Lo que es de mariconísima es tomarse una copita de vino blanco en lugar de una caña argumentando que es para mantener la línea. Porque para beber y no engordar lo mejor es el agua sin gas, donde follan los peces, para más señas.
 
Jonathan Crane rebuznó:
O eso o directamente no saben lo que quieren.

Más bien...

Yo misma haga uso recurrente de esa frase cada vez que me canso de mis novios o de los tíos/futuribles/pretendientes/etc. en general.

Y cuándo encuentras a tu "hombre de verdad" te acabas cansando también, porque ese concepto cuándo deja de ser una utopía (no es más que eso) ya deja de existir.

Es decir, es como intentar alcanzar el horizonte nadando.
 
Spade rebuznó:
Pues para costumbre mariconísima en el bebercio, la que tuve que presenciar este verano en las pitiusas: un elemento que nos recomendaba cambiar la cerveza del aperitivo por "un vasito de vino blanco" porque, según él, "la cerveza está llena de calorías y engorda" y "total, el vino blanco refresca lo mismo ja-ja-ja".

Eso sí, presumía de uno de esos six-packs de portada de men's health, pero tenía una pinta de maricón de lomo partido que echaba para atrás.

Montignac Seal of approval, aunque se elija vino o cerveza, es vital comer antes algo, lo mejor aceitunas, queso o frutos secos.
 
Ylenia rebuznó:
Más bien...

Yo misma haga uso recurrente de esa frase cada vez que me canso de mis novios o de los tíos/futuribles/pretendientes/etc. en general.

Y cuándo encuentras a tu "hombre de verdad" te acabas cansando también, porque ese concepto cuándo deja de ser una utopía (no es más que eso) ya deja de existir.

Es decir, es como intentar alcanzar el horizonte nadando.
Bueno, pues ya está. Ahí lo tenéis, queda todo claro.

Estos putones han pasado toda su infancia influenciadas por la figura del padre. Las niñas pasan los primeros años de su vida, tiempo de aprendizaje y formación de su personalidad, asociando al hombre con la figura de autoridad. Pero dada la fragilidad de una niña el hombre cede ante las necesidades, muchas veces superfluas, de la prole. Es decir, si una niña pequeña presiona al padre, éste acabará cediendo. Sus muchas responsabilidades en la vida diaria hacen que no quiera batallar aún más con su hija pequeña. Suficientes problemas tiene ya en el trabajo, con su mujer, sus amigos y levantando pesos indecentes cada día en press de banca como para aguantar más cargas.

Así que la niña aprende a patalear y lloriquear cuando no tiene algo de su padre. Casi al instante, el padre (por no oírla) le da lo que quiere. Esto se va convirtiendo en una rutina existencial: papá trabaja mucho y, cuando está con la niña, no hace más que concederle todos los caprichos. Cuando llega la pubertad, la niña deja de ser tan niña, y aunque la relación con su padre ya no es la misma, en su nueva interacción con el mundo se da cuenta de que las cosas siguen funcionando igual, sobre todo (en realidad había puesto sobre todo junto porque soy un subnormal) si es atractiva. Porque los hombres se sienten atraídos por ella, y tal como les enseñó su madre un hombre debe hacer realidad los deseos de una mujer. Atraído por el magnetismo que suele desprender una tía buena, el hombre modifica su comportamiento. Si bien con sus compañeros de trabajo, clientes, vendedores, funcionarios y cualquier tipo de persona suele comportarse de manera natural e incluso exigente (dependiendo de su personalidad), con esa mujer atractiva el comportamiento cambia. Se estupidiza. Las mujeres perciben una total y absoluta distorsión del mundo que les rodea. Para ellas, todo es más fácil. Les abren las puertas, les contratan en puestos para los que no están cualificadas, les dejan pasar a los locales gratis, les invitan a copas, aprueban exámenes sin estudiar, pasan la ITV con taras en el coche, nunca son las culpables de la ruptura de una relación, no las banean en el foro a pesar de ser más zopencas que una cerilla, la lista es interminable.

Quizá en algún momento de esta adaptación a su nueva vida se pregunten si todo es así realmente o si por el contrario es un artificio de vida que los hombres montan para ellas, pero en el fondo les importa una puta mierda. Todo funciona a su antojo, y para lo que no funciona basta con llorar. Una pataleta, de las que tenían con ocho años, y premio en la mano.

No están dispuestas a soportar un fracaso, nunca han tenido que esforzarse en nada. Jamás han tenido que tastar el sabor amargo de la derrota al intentar conseguir algo, o soportar el desprecio de saberse rechazadas, o sentirse insignificantes. Por tanto, buscarán conseguir el éxito en toda empresa que lleven a cabo. En cualquier terreno que pisen, ellas tienen que clavar la bandera. Pasa lo mismo que con la llegada del hombre a la Luna: los estadounidenses la visitaron en los años 60, clavaron una bandera y no volvieron a pisarla. Con sus parejas hacen igual, clavan la bandera de conquistado y se van a por otro objetivo más gordo: cuando consiguen algo nunca es por mérito o capacidad de sacrificio, sino porque ya se lo dan hecho. Se cansan de todo con rapidez, lo que les motiva es no conseguir nunca lo que realmente quieren conseguir, ir detrás de lo inalcanzable, como si fueran un burro detrás de una zanahoria. Cada vez que un hombre cede a uno de sus caprichos estúpidos ellas clavan un poco más la bandera y se resquebraja la impresión que tenían de ese tío inalcanzable y autoritario, para ellas pasa a ser otra bestia domada. No les deis NUNCA lo que pidan y comerán de vuestra mano, son así de gilipollas.

Ya podéis chapar el hilo.
 
Ahí va la versión extendida, por si el mensaje no quedaba lo bastante claro:


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