Iba a contribuir al hilo recordándoos a Renaldo. Ese hombre que nada más aterrizar en el Aeropuerto de La Coruña declaró que era "una mezcla de Ronaldo y Rivaldo"
Pero creo que nadie (yo al menos creo que no lo he visto), ha puesto al vividor del fútbol por excelencia, al menos a uno de los más vividores que ha habido, protagonista de una historia de decadencia digna del hilo de muñecos rotos del jeneral:
DIEGO TRISTÁN
O cómo teniendo un talento descomunal puedes arruinarlo todo y mandarlo al garete por ser un mierda, como reza el título del hilo. Todos lo recordaréis, del filial del Mallorca pasó al primer equipo donde en su primer año hizo 18 goles. Una de las sensaciones de la liga que tenía zancada, regate, sabía asociarse, disparaba bien con las dos piernas, remataba bien de cabeza, y su sangre fría le permitía tener una definición sólo al alcance de maestros como Romario y Ronaldo.
Tras casi fichar por el Real Madrid (tenía un acuerdo con Lorenzo Sanz pero el ser superior lo anuló ganando las elecciones; en parte por informes negativos sobre su afición a las juergas, y en parte por la manía del gafas de echar para atrás y largar del club todo lo que no haya traído él, pero ese es otro tema); y terminó firmando por el Deportivo (cuando era el equipazo que era y no ahora, quién los ha visto y quién los ve).
Siguieron 4 años de ensueño para el Diego, coincidió con la mejor plantilla de la historia del club, ganó una copa del Campechano al Madric en el mismo Bernabeu (además marcando), en el OWNED más grande de los últimos 20 años y 2 supercopas de España, justo después de eso gracias a su pichichi y a la fama de delantero más completo de Europa llegó al mundial de Japón donde se lesionó y apenas jugó. La gente por A Coruña lo veía ir y venir por las noches, lo raro no era verlo, lo raro era verlo sin un vaso en la mano. Saludaba a los croupiers del casino de La Toja por su nombre de pila (Sam corrígeme si me equivoco de nombre), se pasó por la piedra a más de la mitad de las furcias profesionales o no de A Coruña, se peleaba con Irureta porque no le gustaba que le dijera que llegaba tarde a entrenar (con aquel episodio mítico de aquel entrenamiento en el que le dijo Jabo cuando veía que no llegaba nunca a rematar: "no arrancas, pareces un motor de 2 tiempos") pero ¿qué importaba? Le sobraba clase y definición para estar en la élite. Además él llegaba tarde a entrenar porque se trabaja mejor descansado, pero el viejo no se enteraba.
Tras el mundial de Corea y Japón se descompensó todo, le perdonaban las borracheras, la juerga, las furcias y la ludopatía porque en el campo cumplía, pero dejó de hacerlo, ya no marcó más de 9 goles en liga, hasta su último año en el que metió 11, por aquel entonces Roy Makaay le había comido bien la tostada.
Salió del Depor y probó suerte en el Livorno, "con mi categoría, me vale la media ocasión para marcar un gol", pensó él. Pero la exigencia física del fútbol italiano era muy alta para alguien con tantos hectolitros a sus espaldas, un gol en 21 partidos fue su bagaje. No puedo evitar el descenso del equipo a la serie B
Luego probó suerte en el West Ham inglés, aprovechando el buen cartel que tenía en las islas, sobre todo después de sus años en Champions y del partidazo del Depor en Old Trafford, donde marcó dos golazos a Barthez. "Los tendré a mis pies", pensaba él. Los bares en el Reino Unido cierran más temprano y eso benefició su juego, pero 3 goles en 17 partidos se antojan insuficientes en la Premier.
Así que volvió a Andalucía, pese a no tener la brillantez de años anteriores, aportó su experiencia en el Cádiz. Cuentan que se gastaba el sueldo en todas las discotecas de la costa gaditana, y parte de la onubense y malagueña. Marcó 8 goles en 30 partidos.
En la actualidad está retirado y lo hemos visto en PP, cuentan que de su carrera deportiva le queda poco guardado en el calcetín. Demasiadas juergas, demasiadas putas, demasiada ruleta, blackjack, póker y cinquillo. Al menos le queda el consuelo de que divertirse se ha divertido.