Yo también creo que se exagera intentando presionar a niños de menos de ocho años acerca de su orientación y, sobre todo, de su identidad sexual.
Cuando yo tenía cinco o seis años, sentía admiración por la belleza de una vecinita rubia de ojos verdes. Influenciada por las películas de Hollywood, jugaba a perseguirla, poniéndome yo en el papel de macho. La acorralaba y le decía "Cleopatra, soy tu Marco Antonio. ¡Hagamos el amor!" Yo no tenía ni idea de qué sería eso de hacer el amor, pero al parecer ella si, porque ponía los ojos como platos y soltaba una carcajada tapándose la boca. Yo me quedaba embelesada contemplando tanta feminidad, pero ahora que lo pienso, aquello no era atracción sexual. Sin embargo, si mis padres, al observar eso, hubieran intentado moldearme, tal vez yo ahora vestiría camisas de franela de cuadros y me afeitaría con navaja.