Niandra rebuznó:Bien, fue uno de los polvos más tristes y desastrosos de mi vida. Era un eyaculador precoz, se movía menos que un lagarto al sol y no sabía tocar unas tetas. Cuando se corrió a las dos milésimas de segundo, lo típico, me pidió disculpas, nunca le había pasado, iba borracho, bla bla bla. Yo le dije que no pasaba nada, y que aquello quedaba entre nosotros, y ya está. Luego volví tranquilamente al local y todo parecía ir bien.
Curioso que digas ésto sólo por que el tío era un gilipollas. De no ser así, como mucho habrías atacado a su gusto por la tapicería.