A ver si va a tener razón
@ilovegintonic y eres un calientabraguetas de la hostia, hijo de puta.
Vamos a ver. En 2019 yo frecuentaba una serie de locales de ensayo de grupos de música que estaban en una nave industrial reformada. Aquello era un antro de alcohol, drogas y demás. Pero a mi siempre me han atraído ese tipo de sitios, cuanto más oscuros y decadentes mejor. Yo me llevaba bien con todo el mundo aunque las edades y los estilos de música eran muy distintos éramos una gran familia. Un día un amigo se trajo a alguien que tenía interés en formar parte del grupo del local que yo más frecuentaba. Resulto ser el típico imbécil vacilón que se mete con todo el mundo sin cruzar por milímetros la linea de la "broma" al insulto.
Era el típico subnormal calculador y manipulador al que nunca le han partido la cara por poco. Claro, conmigo también bromeaba. Era inteligente y sabía que puntos tocar para molestarte. El problema es que la inteligencia en aquel sitio no abundaba y la mayoría de la gente, por no decir toda no captaban ni entendían sus puyas, pero yo si. Al ser de los pocos que le contestaban con cierta gracia me convertí en su fetiche. Siempre que iba a los locales allí estaba el dispuesto a darme la tarde.
Un día, un día bastante malo para mi hizo un comentario sobre el batería del grupo al que le faltaba el dedo meñique (juro que no recuerdo que dijo pero si recuerdo que fue cruel). Me levanté y le dije que me tenía hasta los huevos y que si era tan hombre para hablar tanto que saliera conmigo afuera para resolver la disputa como un hombre. Para mi sorpresa se levantó y ambos fuimos fuera del local. No quería ser el primero en golpear así que tras recibir varios empujones le devolví uno que lo tiró al suelo. Al tiempo que se levantaba me pegó un derechazo en la cara y entonces si, el problema es que se me juntó todo y comencé a golpearle la cara. El error vino cuando al lanzarle una patada al muslo movió la pierna y encajó el golpe en la rodilla... se le desplazó la rótula y se jodio los ligamentos.
Tuvieron que operarle, ponerle clavos y estuvo meses yendo a rehabilitación. Como yo iba bebido en el momento de la pelea la juez me dio a elegí entre la cárcel o un centro de rehabilitación y con la condición de no delinquir en 2 años aparte de 2 años de alejamiento de 200 metros. Elegí este último y cuando salí del centro abrí el hilo que ya he comentado.
Desde ese día no volví a pisar los locales porque la gente no quería que fuese ya que me echaban la culpa de todo. Todo eso ya se consideraba como un quebrantamiento, ya que según la juez ya tenía antecedentes penales por lo cual perdí mi trabajo de vigilante, pero bueno, a lo que voy. Yo imaginaba que aquel tipo seguia yendo a los locales y hablando mal de mi. A mi eso me la sudaba, pero un día hablando con uno de los chicos con los que mejor me llevaba fuera de allí me contó que se había enterado de lo que le ocurrió a mi hermana y que decía que tenía que haberse matado, que se iba a pasar toda la vida en una silla de ruedas, incluso me dijo que hacia mofas sobre si le funcionaba la entrepierna o no.
Así que cogí el coche y me presente en la nave dispuesto a hacerle daño de verdad a ese tío. Cuando me abrieron la portada de fuera les pregunté si estaba el chico y me dijeron que no, pero yo entré igual (fue en ese momento cuando llamaron a la policía) me dirigí al local y llamé a la puerta. El chico del meñique me dijo que me fuera de alli porque el tipo estaba dentro y me iba a meter en un lio, pero yo no era yo y aporreaba la puerta y gritaba... cuando me quise dar cuenta esta boca abajo en el suelo y engrilletado. Había violado la orden de alejamiento y por lo tanto había delinquido en menos de dos años por lo que me revocaron la sentencia inicial para convertirse en pena de prisión (por lo que el infierno que pasé en el centro de rehabilitación fue como si no hubiera existido... pero me esperaba un infierno peor) y bueno, el resto ya lo sabéis...
Independientemente de las circunstancias de mi detención a diferencia de la mayoría de los presos yo siempre he pensado que debía pasar el trance de la cárcel. No pedí permisos, no tuve vis a vis, ni comunicaciones, ni videollamadas... nada, no pedí el tercer grado, quería salir limpio de todo. Ha sido muy duro pero un ordenanza que estaba estudiando derecho me dijo que mi caso en 5 años prescribiría.
¿Y que me llevo de todo esto? pues dos tatuajes nuevos y la certeza de que la vida es dolor y sufrimiento, esto es así y hay que aceptarlo. Por eso no volveré a drogarme nunca más (quitando pincharme heroina terapeutica los fines de semana). La felicidad de los desamparados es la ausencia de sufrimiento, o al menos eso creo.