Ahí no acaba la historia, años después me encontré a Cristina por la calle. Cuando la vi intenté cambiar de acera pero me llamó, me hice el sorprendido. Estaba buena, pero era gilipollas, rematadamente gilipollas. Iba con la cara desencajada, me preguntó que nos había pasado aquel día... mi cabeza empezó a buscar una historia que inventar, pero qué coño, a tomar por culo, le dije la verdad. "No nos gustó el percal, ni el postureo, ni la mierda competitiva que llevabais, y como en los viejos tiempos, nos largamos a nuestra bola, que era lo mejor para nosotros y para vosotros, así podéis competir con ropitas y mierdas". Zasca, Epic win puta, intenta igualarlo si puedes.