Es como ver fumar de forma compulsiva a alguien operado de cancer de garganta, echando el humo por la boca y por el agujero del cuello al mismo tiempo.
Les digo más, tal vez habría que poner un porcentaje máximo de grasa corporal a partir del cual la Seguridad Social no se haga cargo de la salud de ningún individuo. Luego venimos con “Antoñito es que tiene obesidad mórbida el pobre”. A Antoñito le operan y le reducen el estómago, Antoñito adelgaza 63 kilos, pero al cabo de 5 años Antoñito ha vuelto a alimentarse de raciones de mierda frita que sólo caben en una bañera, y a volver a pesar 220 kilos. Pues que se gaste el dinero Antoñito en su puta salud, no nosotros. Si Antoñito quiere suicidarse a base de hamburguesas y kebabs, es su problema, pero que deje de gastar nuestros recursos.