De esto creo que ya se ha hablado en el foro largo y tendido, pero nunca está de más rememorar algunas cosas más que obvias.
La primera es que como bien ha apuntalado Bela, querer no es poder. Ahí tenemos a Cachondo Mental como ejemplo supremo.
Y es que hay gente que no va a poder tener pareja en su puta vida, y la culpa no es de otros más que de ellos mismos, que no tienen la suficiente maquinaria mental para comprender cómo piensan las mujeres.
Estos son los tres pilares:
- Nido y querer formar familia (para las que aun no lo han hecho)
- Nido y dinero (para las que ya han tenido familia pero necesitan recursos económicos)
- Atractivo físico y saber cómo decirles lo que quieren oír (para llevarlas a la cama y hasta meterte a vivir en casa del exmarido)
Si no puedes ofrecerles estas cosas bien presentadas en un pack que pueda convencerlas, tener pareja va a ser un poco difícil, por no decir imposible.
Dicho esto, hay que concretar que una gran mayoría de hombres no es capaz de vivir sólo ni tener una vida plena si no es entregando su cuerpo, dinero y alma a una mujer. Y esto no me lo estoy inventando, que sólo tenéis que salir a la calle y verlo con vuestros propios ojos. Están encantados y consideran algo completamente natural convertirse en esclavos laborales sin vida propia para proporcionar un salario a la mujer que han metido en casa y a sus hijos (me refiero a los hijos de ella, eso de "mis hijos" dicho por boca de un hombre no tiene sentido alguno a día de hoy)
Así, nos queda el grupo de los solteros, otrora llamados "solterones" de forma despectiva y despreciativa, como forma de presión social, como no.
De los solteros Cachondo Mental Style nada hay que comentar: estos pasarán toda su vida intentando alcanzar lo para ellos inalcanzable, desperdiciándola con lamentaciones y encantados de regalar su dinero y tiempo a toda mujer que se cruce en su camino.
De los que han decidido permanecer solteros, tenemos aun tres subgrupos:
1. Los que han tenido pareja y han acabado mandándola a tomar por el culo, o sencillamente cortando lazos y ahora prefieren estar sólos.
2. Los que han tenido oportunidades de tener pareja y la han rechazado.
3. Los que no se han interesado nunca por esta opción.
En mi caso he pasado por estos tres puntos. De hecho he pasado por casi todos los puntos que he descrito: primero queriendo tener pareja, luego teniéndola y mandándola a tomar por el culo, luego tras otros ensayos de prueba y error, acabando rechazando oportunidades puestas en bandeja de plata, y finalmente en los últimos trece años, no interesándome en absoluto por el tema de tener pareja y mucho menos formar una familia.
Así que evidentemente pertenecer al club, pertenezco, por mucho que no me llegue el carnet a casa.
Tampoco voy a ser axiomático como antaño: habrá parejas felices de serlo, al menos hasta el día de hoy, que nadie sabe lo que depara el mañana, y habrá solteros felices de serlo que el día de mañana, contra todo pronóstico, acabe emparejado y hasta puede que feliz, y en teoría no tiene porqué ser una mala opción.
Pero desde luego hay que tener en cuenta algunas cuestiones que para mi gusto son imprescindibles y que a mi me quitan las ganas.
- El hecho de que la mayoría de las mujeres o vienen ya resabiadas de pasadas relaciones, o están mal de la cabeza, cuando no diréctamente son tan puramente egoistas y egocéntricas que sólo verán en ti a un proveedor.
- El hecho de que la mayoría de las mujeres son precisamente esas que aparecen en badoo, o que han catado infinidad de pollas de toda raza o condición, cosa que a mi me produce un asco indescriptible.
- El hecho de que cuando veo una mujer con la que a priori puede merecer la pena estar, lo que pasa por mi mente a modo de película acelerada es un "diez años después", con ella y papá Estado como monstruos de una película de suspense y terror protagonizada por mi.
Ante este panorama, y añadamos (al menos en mi caso) que a mayor edad, menos ganas de follar y de contacto carnal, pues la cosa está bastante clara.
Estoy ahora mismo en casa, en pelotas salvo una bata, con la estufa puesta, iluminación tenue, un café con miel al lado y una cena esperándome en el horno, más una buena película en el disco duro, y una tranquilidad absoluta.
No se me ocurre ninguna otra cosa que quiera hacer ni ningún otro sitio donde quiera estar. Y eso lleva siendo así la última década, así que repito: soy del club, tanto por elección propia como por sentido común. Y la verdad, no echo de menos en absoluto tener pareja. De hecho en enero llevaré cinco años sin tener sexo, y aunque tengo una casa de masajes eróticos a cuarenta minutos de casa, y dos puticlubs de buen nivel a menos de veinte, ni de coña me planteo salir de casa para gastar el dinero así, menos aun para quedar a tomar algo con una desconocida de internet o de un bar random.
Resumiendo: que cada uno haga lo que quiera. Hay cosas que veo en los demás que no me gustan, que me dan asco, pena, desprecio e indiferencia a partes iguales, y hay cosas que veo en parejas existentes a las que, de momento, doy el visto bueno, pero yo tengo muy claro lo que quiero para mi.
Edito: Quien haya puesto el tag: "déjeme en paz, madre" se merece todos mis cientoveintiunos.