Fracachat friday.

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A pelo. Asqueroso. Y yo buscando en Google qué coño era el puto alcoholol denat. Y entendía que era malo pero no me quedaba claro sí colocaba o estaba haciendo el imbécil.

Para casos de emergencia tira de colonias que abusen de odorantes citricos, como por ejemplo, Don algodon, que tiene tal cantidad de limoneno que echandole una tonica se lo puedes colar al 90% de subnormales que pueblan el planeta como un gin tonic de puta madre.

Y ya para mierdas deluxe fabricatelo en el bote donde viene y rociatelo en la boca al ritmo de

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@THORNDIKE la americana te ha pegao algo, tienes las defensas bajas, uff prefiero no nombrar lo que pienso.

Hazte pruebas, recuperate hermano.

@norteño con los travelos quien se pone condón tú o el engendro con nabo?



Algo esta claro desde que quitaron el foro de las pajas con todos sus travelos y eso, ya no pasa por aqui ni el cabezón de @Benito por las noches

@spizo que andas en tu chabolo? tienes chimenea? huele a campo?

@ensaladadeestacas votante de Podemos
 
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Creo que lo de quitar las sección pajas ha sido una imposición de turbo para que entremos en la chapuza esa de hispaporn.

Ya no saben lo que hacer
 
Hace tiempo, con un programa que hacía un barrido, ¿wifi slash @Rhodium?. No soy hacker, pero tengo un par de amigos que sí lo son.

No es pecao porque mis vecinos han robao a medio pueblo y quien roba a un ladrón...
Échale unas fotos a tu palomar, que desde hace meses tengo sueños recurrentes de vivir solo en el campo en una cabaña con unos libros y algunos instrumentos.

Trigger me!
 
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Decía el sabio de Talavera que no sus nos fiemos de las muheres con peinado de colores, que son como las setas venenosas o las ranas de piel tócsica. Pues bien, la primera palabra que le he oído decir ha sido sexista.

Run, forer. Run.
 
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Échale unas fotos a tu palomar, que desde hace meses tengo sueños recurrentes de vivir solo en el campo en una cabaña con unos libros y algunos instrumentos.

Trigger me!
Y hacer tu lumbre en el invierno y comer bajo el emparrado en el verano. Bajar al pueblo solo a por sal, cartuchos y echar algún cohete en el lupanar. Vender las pieles cazadas, poner lazos a conejos y jabalíes. Unas gallinejas, unas criadillas, unos níscalos, unos cardillos, espárragos trigueros, moras, madroños, bellotas, coger nidos, unas truchas, y bueno, todo lo que la despensa de la madre naturaleza va ofreciendo a lo largo del año.
Con un hacha bien afilado, una escopeta de las baratas, un machete y una navaja cabritera como herramientas principales, luego como lujo para trabajar con las manos y dar rienda suelta a las comodidades un formón, una gubia, una zuela, una sierra, un berbiquí, un mazo y alguna otra herramienta para trabajar la madera. Alicates, cizallas, tijeras para cortar el latón, un yunque, una fragua rudimentaria, y demás útiles para trasformar la chatarra y darle una segunda vida como el Dr. Frankestain. Con una cacerola, un tenedor, una cuchara, una taza de hojalata o aluminio y un cuchillo de cocina es suficiente para comer dignamente.
Habrá que adiestrar a un perro que nos ayude, que nos dé compañía, que nos auxilie. Un pastor alemán, un malinois, un husky o un chucho con clase y pedigrí que no sea demasiado subnormal. Las enfermedades se curaran con cataplasmas de hierbas, ungüentos de vísceras y encomendándonos al espíritu del bosque.
Recrearnos en los atardeceres de la montaña, despertar antes que amanezca, dormir al caer el sol, sin luz artificial ni pollas que envilecen al hombre. Entran en armonía con el ciclo natural del lugar, sentir el frío, sufrir las sequías, protegerse de la lluvia y el aguanieve, esconderse en las nieblas invernales, respirar el aire puro impregnado de los aromos de las plantas, el suelo, la lluvia, el ozono de las tormentas. Sentir el frescor de los arroyos, saciar la sed en los manantiales, descansar a la sombra de un roble centenario, contemplar el manto de estrellas en las noches rasas, leer el entorno, aprender el comportamiento de los animales, comprender los ciclos de las plantas, filosofar sobre la vida y el lugar que cada uno tiene en ese biotopo.
Con salvajes cabelleras y barbas recortadas a machete sin espejo, con mirada animal, el olfato agudizado, el oído adiestrado. Lavándose solo las partes problemáticas en el riachuelo, la raja del culo cuando pique y la punta del nabo cuando se reseque el esmegma. Con manos fuertes y curtidas, capaces de apartar unas zarzas sin pincharse y retorcer el pescuezo a un pato.
Esa es la verdadera calidad de vida, ¿en qué momento nos engañaron y nos dijeron que no eramos esclavos y que viviríamos mejor sirviendo a los demás por unas monedas que no valen sino para llegar al día siguiente y seguir trabajando en una rueda que nunca para? Hemos sido engañados, encadenados al amo con cadenas invisibles, dependientes, serviciales, conformistas, anulados como individuos y llevados al redil del rebaño ovino con su porción de forraje diario.

Vivir en el campo como una alimaña es la única vía para conocernos a nosotros mismos, para saber quienes somos, quién es ese tipo con el que has estado conviviendo toda la vida y al que apenas conoces porque los que mandan no quieren que te conozcas, ni que pienses, ni que plantees preguntas. Solo quieren que trabajes y obedezcas.
 
Por eso le tenían que haber puesto el rango de El Unabomber de Talavera.

En mi mundo tengo varios paraísos, y los tres tienen en común una naturaleza que te embruja, donde basta un racimo de uvas, un paseo y un baño para ser feliz. Y no los conoce demasiada gente. Dos son de playa y uno de interior, con sus buitres planeando en círculos, sus tábanos de varios colores, y restos de civilizaciones ya extintas en la Península Ibérica.

El caso es que últimamente no paro de pensar en ellos, y en regresar. La alienación diaria es cada vez mayor y mayor, pero sigo aguantando, porque sé que es ahí, y en ninguna otra parte, donde está mi paraíso.

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Todo eso está muy bien, pero luego te faltan las chinas y acabas teniendo sexo con un abeto. Y es muy triste morir del disparo de un Guardia Forestal, mientras tienes los pantalones bajados y estás metiéndosela a un árbol centenario.

Yo este finde estoy convencido que ya he doblado una esquina y estoy en la rampa de lanzamiento hacia el ocaso, el fin. Me empiezan a afectar dolencias que en mi vida he tenido nada ni parecido, en este caso una neuralgia, y es tan jodido darte cuenta de que la muerte está más cerca que hace una semana, que no se me ocurre mejor cosa que reventar este foro a posts cada vez con menos gracia.

Hijos de puta.
 
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