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Miembro eliminado FLM
Guest
Julián y yo, solíamos ser buenos amigos. Nos unían nuestras aficiones, nuestros frikismos y nuestras burbujas en la cual podíamos ser nosotros mismos sin dar cuentas a nadie. Faltaban cosas como el factor femenino, el cual yo ya había catado y echaba de menos. Aún así, la burbuja seguía siendo cómoda y había muchos videojuegos por descubrir.
Un día, mi burbuja se rompió. Vi el mundo tal y cómo era, y lo atrasado que me quedé respecto a éste. Empecé a desinteresarme por las cosas que me gustaban, a encerrarme en mi mismo, a dejar de verme con Julián. Atravesé una larga época de depresión y tropiezos varios que finalmente pude superar (con ayuda). Julián seguía en sus cosas, como si nada hubiera pasado. Se hacía el solidario conmigo y fingía fatal, se le notaba. Su burbuja le protegía del exterior. Yo la había perdido.
Nos distanciamos hasta llegar a un punto de no retorno. Traté de reconducir mi vida, de juntar los pedazos de mi ser que aún conservaba. Salió algo humanoide, fofo y cojo que todavía podía caminar solo. Algo es algo. En otro largo periodo de paro, me surgió la oportunidad de redimir mis pecados y volví a la Babilonia que ya me escupió en su día. Fue mucho peor que aquella vez. Me agarré a un clavo ardiendo, con tal de sobrevivir a ese monstruo que quería masticarme, tragarme y cagarme. Lo logré.
Finalmente, mi purgatorio terminó y pude volver al terruño. De esto hace casi año y tengo nuevos retos que superar. Aún no se cómo, pues empieza la mayor cuesta arriba de mi vida. Me esperan decisiones jodidas como meterme en una hipoteca pese a mi currículum basura. Que ya veremos si alguien querrá visitar mi choza. Mientras tanto, sigo en régimen de refugiado paterno-financiero. Casi como Assange, salvo que dispongo de permisos para ir a trabajar y salidas al bar.
Literatura aparte, me he dejado los cuernos para nada. He tragado mierda con muchos trabajos, he sido precario en todos ellos, me he independizado tres veces (dos en otra ciudad) y en la que viví yo solo, casi me arruino. Mi vida sentimental ha sido como caminar por el desierto, con algún oasis de vez en cuando. En el momento en que por fin comprendí la mente femenina, ya me había vuelto feo, viejo y gordo.
Mi existencia ha sido una larga sucesión de cagadas. Volvería a nacer si tuviese la oportunidad. O al menos, haber guardado la partida en el momento que terminé los estudios.
Como éso no es posible y me juré a mi mismo no suicidarme, continuaré mi travesía por el desierto. Preferiblemente, montado en un camello y con mejores pertrechos y conocimientos que la otra vez. No se lo que voy a encontrarme durante el camino.
Un día, mi burbuja se rompió. Vi el mundo tal y cómo era, y lo atrasado que me quedé respecto a éste. Empecé a desinteresarme por las cosas que me gustaban, a encerrarme en mi mismo, a dejar de verme con Julián. Atravesé una larga época de depresión y tropiezos varios que finalmente pude superar (con ayuda). Julián seguía en sus cosas, como si nada hubiera pasado. Se hacía el solidario conmigo y fingía fatal, se le notaba. Su burbuja le protegía del exterior. Yo la había perdido.
Nos distanciamos hasta llegar a un punto de no retorno. Traté de reconducir mi vida, de juntar los pedazos de mi ser que aún conservaba. Salió algo humanoide, fofo y cojo que todavía podía caminar solo. Algo es algo. En otro largo periodo de paro, me surgió la oportunidad de redimir mis pecados y volví a la Babilonia que ya me escupió en su día. Fue mucho peor que aquella vez. Me agarré a un clavo ardiendo, con tal de sobrevivir a ese monstruo que quería masticarme, tragarme y cagarme. Lo logré.
Finalmente, mi purgatorio terminó y pude volver al terruño. De esto hace casi año y tengo nuevos retos que superar. Aún no se cómo, pues empieza la mayor cuesta arriba de mi vida. Me esperan decisiones jodidas como meterme en una hipoteca pese a mi currículum basura. Que ya veremos si alguien querrá visitar mi choza. Mientras tanto, sigo en régimen de refugiado paterno-financiero. Casi como Assange, salvo que dispongo de permisos para ir a trabajar y salidas al bar.
Literatura aparte, me he dejado los cuernos para nada. He tragado mierda con muchos trabajos, he sido precario en todos ellos, me he independizado tres veces (dos en otra ciudad) y en la que viví yo solo, casi me arruino. Mi vida sentimental ha sido como caminar por el desierto, con algún oasis de vez en cuando. En el momento en que por fin comprendí la mente femenina, ya me había vuelto feo, viejo y gordo.
Mi existencia ha sido una larga sucesión de cagadas. Volvería a nacer si tuviese la oportunidad. O al menos, haber guardado la partida en el momento que terminé los estudios.
Como éso no es posible y me juré a mi mismo no suicidarme, continuaré mi travesía por el desierto. Preferiblemente, montado en un camello y con mejores pertrechos y conocimientos que la otra vez. No se lo que voy a encontrarme durante el camino.