Joder, qué tiempos aquellos. Yo creo que nosotros somos la generación que cuando hagan un reportaje en Informe Semanal con sociólogos sesudos analizando el cambio en la sociedad española, digo que nosotros tendríamos que ser los que salgan en el documental hablando del impacto que nos supuso lo de ver de niño a un negro o un chino y quedarnos observando a una criatura tan rara. Y cómo en pocos años esos bichos se han propagado como una plaga hasta el punto que ya un negro y un panchi es tan normal que incluso hay gente que se ajunta con ellos conyugalmente, incluso. O sea, demencial todo.
La primera vez que vi un negro sentí pena porque me dio la sensación que esa piel tan negra debía de doler o algo, era como una enfermedad y me causó pesar ver a esa pobre hombre que me lo imaginaba sufriendo mucho por su negrura. Y los chinos me parecían viejos rejuvenecidos. Y mira ahora, como si nada.