ilovegintonic rebuznó:
Es que AhoraEsEM dice cosas muy pero que muy razonables y muy bien argumentadas y por lo normal no se le puede poner ni un solo pero a nada de lo que dice porque en todo tiene razón y esta viene dada por su amplio conocimiento empírico y su lucidez y capacidad de expresarse con talento, pero hay un gap, un hueco, un algo en lo que dice y que no sé si es culpa suya o culpa nuestra o de ambos: que sí, que ok a todo, que lo veo claro ahora que me lo dices, pero que CÓMO lo sustancio en la realidad, como lo llevo a cabo, cómo lo ejecuto, que falta ese finísimo hilo que une teoría y práctica.
Pasar de la teoría a la práctica es complejo. No sólo hace falta experiencia, sino emplear pequeños detalles sutiles que son difícilmente explicables, pero que son relativamente fáciles si se tiene cierta práctica. Comprendo que no es lo mismo pensarlo que ejecutarlo, reflexionar sobre ello que llevarlo a cabo.
Partamos de un axioma irrefutable:
Una mujer siempre cree lo que quiere creer y tanto más cuando son halagos y adulaciones, aunque sean más falsos que los billetes de un euro. Una mujer siempre le creerá cuando usted le diga que es guapa, atractiva, coqueta, amable, simpática, cariñosa, buena persona, que tiene un cuerpo bonito, que es empática, que sabe vestir elegantemente, que es afectuosa... y un largo etcétera, aunque cuando se mire al espejo se vea granos, sea fea, arisca, antipática, falta de afecto, mala a rabiar, con kilos de sobra y sin dinero ni estilo para poder vestir elegantemente. Otra cosa es que tenga a otro hombre en su punto de mira, pero aun así le creerá. No me pregunte cómo ni de qué manera, pero el autoengaño y la negación frente a la realidad la llevan en los genes.
La mujer nace para sentirse y creerse el epicentro del Mundo, de su propio mundo exiguo
lorealista y de ese entorno cercano que le rodea; que
su coñito tiene algo especial que no tienen las demás, que usted bebe los vientos por ella y que no ve ni se fija en ninguna otra. Está tan embebida en su propio ego interior que no se da cuenta de que una mentira por muy bien urdida que esté, sigue siendo una mentira, y
regarle los oídos con poesías, pamplinas, piropos, adulaciones y zarandajas siempre lo aceptarán de buen grado. La gorda se creerá normal, la delgada contrahecha se creerá mujer cañón. Si, además, hace usted críticas someras, solapadas, sutiles contra otras mujeres, la tendrá más aún en el bote, puesto que el mayor enemigo de una mujer es siempre otra mujer y todas las mujeres en general y en particular.
Eso sí, hágalo con mesura, sin estrépitos, con cautela, sin demasiado entusiasmo, sin mostrarse un pagafantas, en dosis esporádicas y reducidas. Si sospecha en algún momento que usted es un cero a la izquierda, un pringui baboso, un don nadie que se la quiere follar sólo como satisfacción personal, le dejará de ver el pelo en cero coma y se buscará a un chulo pensando que es un alfa. Son muy orgullosas y no admiten que se las tenga ni que se las trate como objetos, piden igualdad, pero están deseando ser halagadas, aunque a los diez minutos la tenga de rodillas mamándole la polla a carrillos llenos.
Respecto a la situación laboral, lo importante en sí no es tener dinero sino que ella sienta que demuestra seguridad, estabilidad, capacidad de desenvolverse con soltura y que lo que muestra está en consonancia con su poder adquisitivo, ya sea en forma de coches, propiedades inmobiliarias, zapatos, trajes, móviles o tarjetas de crédito...
"Cuídela", en apariencia, como si fuera una joya, aunque usted sepa que es poco más que bisutería barata comprada en los chinos. Es el precio que hay que pagar por meterla en caliente. No hablo de arrastrarse, ni de humillarse, sino de darle lo que cree que quiere tener y hacerle escuchar lo que quiere oír. Luego, media vuelta y a otra bola.