Yo vivo en una ciudad de 15000 habitantes ahora mismo, pero podría decir que vivo en el campo porque lo tengo a menos de un kilómetro del hogar, y más concretamente un bosque de ribera grande y frondoso, además de huertas y demás.
La principal ventaja de vivir en contacto directo con la naturaleza es de entrada visual, porque no estás rodeado de bloques de ladrillo, hormigón y asfalto por todos lados, puedes contemplar paisajes y naturaleza, lo cual ya es en sí mismo desestresante. Además hay ventajas prácticas de la vida diaria, como ir a correr por los caminos que discurren por el bosque en pleno anonimato, sin ser molestado por infraseres, andar o ir a buscar bichos, como hago yo con frecuencia.
Luego, en el tema de alimentación tenemos productos frescos de huerta a la puerta de casa, y con esto me refiero a frutas y verduras básicamente, producidas y consumidas en el propio pueblo, y que puedes certificar su origen local, no como en la gran urbe, donde te puede venir del otro lado del mundo cualquier vianda que te llevas a la boca.
Las desventajas están, especialmente, en cuestiones relacionadas con los servicios y la oferta de ocio, que es mucho más limitada y los domingos (de cuando el mundo era medio normal) las calles y el ambiente está bastante muerto. La posibilidad de socializar también es más limitada, porque más o menos conoces a todo el mundo y sabes quien te cae bien, quien puede ser tu hamijo y quien es un hijo de puta. Es complicado abrirse a nuevas experiencias para socializar, especialmente con mozas, que también las tienes ya bastante trilladas. Aunque las relaciones sean más directas si no estás bien integrado en el ambiente social del pueblo enseguida te estigmatizan y te colocan la etiqueta. En la ciudad, sobre todo si tienes tendencias psicopáticas o eres bastante asocial, al ser las relaciones más anónimas siempre puedes pasar más desapercibido.
Personalmente me quedo con una ciudad media, ni muy pequeña ni muy grande, como donde vivo ahora, en contacto con el campo y con cierto anonimato entre la masa, para que no me toquen mucho las gónadas.