Alejándome de la moral podemos hablar sobre cosas reales, no de chorradas. ¿Qué es una gorda para una sociedad que lo único que desea es el placer? Una gorda es debilidad, fragilidad, es un tipo de persona socialmente inferior, una basura como los enfermos y los ancianos.
¿Quién sería capaz de follarse a una gorda asquerosa? Yo lo he hecho, quería probarlo, quería saborear esa forma de procrear como cerdos. Pero alguien que se dedique a buscar gordas en una sala de una discoteca es alguien verdaderamente desequilibrado, se mire por donde se mire, sea también un gordo o un monstruo. Las gordas son el último recurso para un hombre con necesidades sexuales superiores. Las gordas son simpáticas, pero quién cojones busca una bonita personalidad entre lorzas y lorzas de carne, lo que busca es desahogarse con una zorra aunque sólo sea por unos minutos, y con una gorda es más fácil. Bajar el listón es una prueba más que manifiesta una mediocridad biológica.
Ayer me dí un paseo por las discotecas de mi ciudad, en una de ellas nos encontramos a dos chicas, la primera una chica con evidentes problemas de obesidad, y la segunda una culona con una preciosa cara, me vino en mente realizar un pequeño experimento social para comprobar lo que, curiosamente, se dice en todas partes, que las gordas apestan. Sí, ya lo sabía pero quería divertirme.
Me acerqué y me presenté a esos dos animales con un amigo, con cuidada educación, después de hablar exclusivamente con la gorda a los pocos minutos empecé a observar la cara de la otra chica, fue muy gracioso, había cambiado totalmente, estaba enfadada, la situación se había convertido para ella en enfermiza, ¿pero por qué? la gorda se lo estaba pasando genial escuchándome, disfrutaba cada broma como una niña, pero el hecho de ser una gorda asquerosa lo cambiaba todo. Si hubiera estado sola tendría luz verde para haberle hecho toda suerte de actos sexuales depravados. La amiga, de repente, se puso muy ofensiva conmigo, le dediqué una sonrisa y me fuí del local. La gorda quedó extasiada de mí y de seguro que le gustaría volverme a ver, el ambiente social reajusta, con un delicado manotazo, los comportamientos extraños y antiproducentes.