Gregory, me caes muy bien y lo sabes. Si existieran amigos foriles serías lo más parecido a uno que tendría. Por eso me veo en la obligación de decirte que tu novia es una HIJA DE PUTA. Como amigo te lo digo.
Con una jugada maestra te ha lanzado un dardo envenenado con el que se erige en dueña y señora de la relación y, además, queda como liberal y desinteresada, la muy zorra. No es que os hayáis vuelto swingers de mutuo acuerdo, no; ni siquiera lo habíais hablado previamente y, de hacerlo, muy de soslayo y, de repente, ella, la muy puta se gasta 200 en cumplir la fantasía de cualquier novio. No tenía suficiente con regalarte un libro de los que tienes mil, o un concierto o un juego, no, había que atacar donde te pudiera dominar, en la sexualidad. Puta.
Con esos 200 eypos ha conseguido que seas el novio más feliz del mundo, un bobo que va a ser un buen novio con tal de que su entrepierna esté surtida de nuevas experiencias sobre las que no podrá decidir porque es el dedo de ella el que, a partir de ahora, si no lo hacía antes, va a marcar el camino que debéis seguir. Y, ay de ti como seas un chico malo.
Evidentemente, esto sólo es un primer paso, además de dominarte ha conseguido algo más: la suficiente autoridad para decidir en qué momento la relación se abre a nuevos horizontes y, de nuevo, serás un convidado de piedra ya que ella tiene el poder. Olvídate de colonias, pijamas o rosas, ahora para San Valentín tendrás que buscarle pollas, pollas negras; olvídate de cenas en restaurantes caros, ahora querrá un gangbang en moteles de carretera.
Esa puta, por 30 minutos de éxtasis, te ha robado el control.
¿Recuerdas todo lo que te dije sobre lo cabrón e inmoral que eras por serle infiel? Olvídalo, y, en cuanto puedas, ponle una cornamenta a esa zorra. Por ser una puta manipuladora de mierda.