Con mis hijos tengo experiencias enfrentadas:
- El pequeño: último curso de infantil, la profesora se ha tocado el higo a ambas manos. Cada 15 días mandaba un porrón de hojas sacas de internet de letras, números, series y cosas así. Nosotros nos hemos ocupado de leer, escribir, sumas y restas, sabiendo que este año entra en primaria y no queríamos que perdiera comba.
- El mayor: segundo de primaria, la profesora sí se lo ha currado algo más con deberes diarios (con alguna falta de ortografía
). Ha hecho videoconferencias semanales con los niños repasando algunos deberes en grupos de 5, y la mitad de ellos no los hacían (siendo menos de una hora al día) . Con los padres de sus compañeros sí tenemos más trato, y la inmensa mayoría no han hecho nada, y están enganchados al Fortnite varias horas al día. Mi hijo ha mejorado en ortografía, cálculo mental y escritura mientras muchos de sus amigos se han hecho canales de youtube donde cuelgan los vídeos de sus partidas.
En ambos casos considero que las profesoras podían haber hecho muchísimo más durante el confinamiento, en particular la de infantil. Tambíen reconozco que ha parecido depender mucho del profesor en sí y no del colegio, porque los de la clase hermana del mío mayor no han hecho absolutamente nada.
Ahora a la vuelta veremos de qué pasta están hechos, porque en cuanto llegue el frío los constipados semi-crónicos, la fiebre y la tos es tónica habitual de cualquier colegio. Y como tengan que aislar el colegio por cada dos niños con tos, vamos a echarnos unas risas.