Moderador Incógnito rebuznó:
Eso es precisamente lo que saqué yo en un test de esos, lo que demuestra que son un timo absoluto.
Moderador Incógnito rebuznó:
Qué técnica utilizas tú Black? No va con coñas. Reconozco que me gustaría hacer caca así, pero quizás es que no he encontrado la manera buena de hacerlo.
Ser forero dominguero (sólo piso el lodazal los finde) tiene sus pros y sus contras; el contra es que tengo hay leer varias páginas seguidas en cada hilo y se hace pesado, y la ventaja es que las subnormalidades de los foreros se hace patenten de forma clara y nítida.Esto último me hace fruncir la comisura de los labios en una acerba media sonrisa.
Moderador es uno de los foreros a los que me gusta leer desde que tiempo ha, nos contó que era uno de los 20 mejores arquitectos en estructuras de tela. Lo gracioso fue que lo dijo en serio, el muy subnormal.
Bien, pues aquí deja otra de sus trufas. Primero presume de tener un CI de 148 gallifantes, como el hijo bastardo de Hediondo, y unos masunos después pregunta a otro forero que cómo se caga, que el no sabe, que se lo explique, que va en serio y que quiere saberlo.
Butifarrez, es usted mi alma gemela. A mí también me seleccionaron cuando era un crio para jugar a futbito con un equipo local que jugaba competiciones de 24h y en una liga gualtrapera comarcal. Yo era el niño más feliz del mundo, de mi pueblo sólo jugaban en este equipo los buenos buenisimos y todos mayores que yo. Fui el elegido y eso me hacía ser el ojito de las chavalas de mi clase (esto son imaginaciones mías). El caso es que durante unos días fui feliz hasta que se entero mi padre y dijo que qué era eso del futbito, que de ahí sólo iba a sacar que me rompieran una pierna, y que nada de eso de ir por los pueblos a jugar. Todo esto me lo dijo mi madre, porque mi padre era incapaz de hablar con sus hijos y hablaba a través de mi santa madre.
Aquello no pudo ser y mi madre se negó a comprarme unas zapatillas de suela de tocino, que eran las que se llevaban por aquella época para jugar al futbito, huelga decir que con las camping azules que yo calzaba (como todos los veranos de mi vida) no podía jugar. Además eso hubiese obligado a mi padre a tener que llevarme alguna vez al pueblo de turno a jugar. Impensable vamos, no me imagino yo a mi padre hablando con otro padres mientras veía a su hijo disfrutando y siendo feliz.