En mi casa nunca hemos tenido perros. Ni gatos. A lo sumo primos del Espinete (Dios lo tenga en su gloria) metidos en una jaula. Y eso era cosa de mi padre (a mí desde luego no se me ocurriría meter a un pobre animalito en una jaula para no se sabe muy bien qué). Entiendo que un perro en su habitat natural (el campo) es útil y necesario: para el pastoreo, para cazar o para pegarle bocaos en el culo a los
@Ferris de la vida cuando entran a las casas a llevarse los salchichones y las morcillas después de hacer la matanza. Pero en la ciudad un perro sólo sirve para dar por culo: cagarse en mitad de la calle, mearse por las esquinas y ponerse a ladrar porque al pobre animal lo tienen encerrado todo el día en casa y le va a dar un ataque.
Pero hete aquí que gracias a nuestra avanzada sociedad donde mongolos se juntan con una fulana para ver películas, o mongolos que no tienen ni una fulana a mano siquiera para ver películas, se han sustituido los hijos por perritos de todos los colores habidos y por haber y estos inundan los núcleos urbanos.
Que panorama tan delicioso es pasar por calles que apestan a meaos de perro, con sus deposiciones soltadas en mitad de la calle; que jolgorio y alegría es tener a perros ladrando desde el balcón desde las 8 de la mañana hasta que vuelve el dueño (generalmente bien pasadas las 8 de la tarde); que pintorescas imágenes las de esos hombres libres que se tienen que levantar a las cinco de la mañana para sacar a pasear a pichu (no vaya a ser que se les cague en mitad del salón) y luego tienen que ir recogiendo su mierda con su propias manos. Qué liberación , qué felicidad.
Que vida más pobre debe de tener un fulano para que tenga que suplir la soledad con una mascota. Y así normal que luego digan que están por encima de otros fulanos y que por su perro MA-TA.
Me cago en vuestra putísima madre y en la de vuestros putos perros.
Desde la imagen de Telémaco flanqueado por dos lebreles de caza o la cicatriz identitaria en el pie de Odiseo, que le hizo un jabalí en el monte Parnaso cuando iba de caza con Argos en Ítaca... todo ha cambiado mucho en la tenencia de los canes.
Las pinacotecas pueden ser reveladoras: durante la dinastía Trastámara a los Habsburgo austro-húngaros en España, los retratos muestran mastines y galgos, quizá algún perro carea para pastorear los rebaños.
En cambio a partir de la Ilustración, con los borbones y la casa de alba, aparecen minúsculos perrinos chicos bichones junto a los aristócratas, cuya función pasa a ser dar compañía a las familias aburguesadas, en una sociedad cada vez más gentrificada.
Observad atentamente a
María del Pilar Teresa Cayetana de Silva Alvarez de Toledo y Silva, duquesa de Alba:
Durante las revoluciones de inicios del siglo XX que dieron lugar a partir del nacional socialismo y el comunismo a formas de totalitarismo con estetización difusa de la política, se promulgaron leyes donde el vulgo no podía tener más de un animal doméstico, pues la tenencia de
mascotas era propia de burgueses. Tras el telón de acero soviético y hasta China, estaba prohibido tener más de un perrino por unidad familiar.
Con la guerra fría y el turbocapitalismo, se produjo la cría descontrolada de animales, no meramente la ganadería intensiva para que los ricos se hinchen a carne en una industria criminal, entre los domésticos incluyen los repugnantes criaderos sin escrúpulos de mascotas, con hembras que agotan su edad reproductiva con mínimo una camada anual, totalmente exhaustas con las mamas arrastradas.
- Yo tengo afijo, todo es legal, certificado con papeles del árbol genealógico de pedigree, su abuelo es su padre, campeón de Estados Unidos, puedo vender cachorros pura raza con el mismo macho, no hay nada malo en el incesto y la consanguinidad entre los animales, son distintos a nosotros, no hay enfermedades por endogamia. No como otros que pagan por montas, sin tener papeles, eh.
Torticero pseudoempresario que se lucra con el sufrimiento animal para no trabajar en nada legítimo pues carece de toda habilidad o cualificación profesional.
- Me ha decepcionado, Emilio. Mucho...
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El otro día vi a un tío paseando un San Bernardo. Pensé: yo no sé qué clase de piso tiene que tener este tío para que semejante perrazo del tamaño de un caballo pueda estar a gusto en él. Todavía tendrá uno de sesenta metros en el que el pobre animal no pueda ni girarse sin darse con los muebles, por no hablar de cómo te tiene que dejar la casa de pelos, que los tienes que recoger con una horca. En estos pensamientos estaba cuando de repente el animal se para, se pone en posición y empieza a deponer TREMEBUNDO MIERDÓN que me quedé flipao del grosor y tamaño. Y ahí tuvo el dueño que coger una bolsa tamaño XXL y recoger semejante monstruosidad con las dos manos. Demencial.
Cinco correos sentados en un banco en el exterior del convento situado en la cumbre del Gran San Bernardo, en Suiza, contemplando las remotas cumbre teñidas por el sol poniente, como si se hubiera derramado sobre la cima de la montaña una gran cantidad de vino tinto que no hubiera tenido tiempo todavía de hundirse en la nieve.
Tal día como hoy de 1870 moría Charles Dickens. En su epitafio puede leerse: "Fue un simpatizante del pobre, del miserable y del oprimido..."
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Tras la expansión del budismo desde la India hasta China imperial entre los Tang a los Qing, se decía que los shi tzu protegían la entrada a los templos budistas y la ciudad prohibida del séquito de la casa del emperador. Los perrinos shi tzu de ojos saltones tienen un aullido característico de alerta que no es ladrido, sino más agudo para dar la alarma. Entonces salen del templo los mastines tibetanos, no querrás ver lo que hacen con los intrusos, ni los guardias shaolin.
No digas chorradas, te acabo de decir que adopté a Gaspar que ya pesaba sus 45 kg. No por adoptarlo de cachorro se va a vincular más y mejor a ti, te lo digo en serio.
También puedes hacer de casa de acogida temporal, que es una manera de probaros mutuamente.
Podrías adoptar a Melchor y a Baltasar para ir con los tres reyes persas.
Y hasta cuatro, amigo THORNDIKE, como yo.
Yo soy seguidor del pastor germánico que protegió la guarida durante la nevada.
Hace tiempo me dijo un pana que la diferencia entre tener un mastín y un pastor de guardián estriba principalmente en que si un pinche puto vulnera tu propiedad privada o allana tu morada, el mastín no lo deja pasar, mientras que el pastor no lo deja salir.
El calado moral y la subnormalidad del dueño de perro urbanita:
Sólo los querían para saltarse el confinamiento.
@redpo cuando te venia gente a que les educaras los perros no pensabas que algún dueño necesitaba más que el perro.
Lo que no te cuentan es que un porcentaje no inferior son abandonos de las propias protes sobre su catálogo de animales "no adoptables". Pequeño secreto a voces sobre su solidaria, sensible actividad. Así es, tal cual lo leen, las protectoras de animales son asociaciones ilícitas de criminales sociópatas en torno a una gurú que debería estar en un psiquiátrico.
A cada animal tutelado lo dan entre 6 meses a 12 meses para que su sectario voluntariado encuentre una familia que lo adopte, pasado ese tiempo, especialmente si cumple criterios como: peso pesado, anciano, discapacitado, enfermedad crónica, etc... en vez de hacer como los zoosanitarios que los exterminan por tandas, deciden colocarlo en casa de acogida: adoptante a la fuerza. Ciertamente es mejor abandonar que matar, pero que no vayan de adalides de protectoras de los "sin voz".
¿Qué mentira utilizan siempre? ¿La asociación costea todo el mantenimiento del animal? En cuanto lo han metido en casa de alguien con la excusa del tránsito temporal al hogar definitivo, desaparecen entre amenazas de que te lo quedas y pagas todo o publican en redes sociales que eres un desalmado que lo ha devuelto o puesto de patitas en la calle.
Y que hacemos con esos policias a caballo que se dan unos paseos descomunalos por los puntos turisticos de las urbes grandes y que dejan unos cagadones siderales de equino ahí abandonados?
Lanzar la boñiga con una pala al grito de ¡¡ACAB!!
Luego hacer parkour por donde no puedan saltar los caballos, pero no arriesguéis vuestras vidas al estilo de True Lies