Miren.... yo con el tema
@ilovegintonic todavía tengo miedo. Podría ser que se hubiese pactado su downgrade como maniobra de engañifa para que todos los que lo aborrecíamos en la sombra nos señalemos a nosotros mismos, confiando en nuestra supuesta impunidad.
Más a renglón seguido se reincorporaría a la élite de un plumazo, pasando a cuchillo a todos los disidentes, citando rigurosamente nuestras faltas y ofensas a su Gran Ominosidad.
Arrasaría con medio foro, quedando sólo los sabandeños y cuatro despistaos que estaban ausentes en toda la polémica, reinando el terror y paranoia hasta el fin de los días.
En cualquier caso, reconozco que su estilo implacable me hizo abstenerme de postear forochateos y nimiedades. Pero coño, es que ese listón de hacer de cada post una crónica fecunda de anécdotas y reflexiones... ninguna vida da pa tanto, salvo que seas jeminbuey.
Y otra cosa que me rabiaba del tirano era su puta manía de cerrar y abrir hilos ante la más mínima desviación.
Cómo se nota que tiene la creatividad de un borrico; no sabe apreciar la derivación en los temas, el aflorar libre de ideas, los remiendos y cauces en el debate que desembocan en esplenderosos mares de solaz y conocimiento.
Que a veces un tema no da pa más, o sólo sirve para abrir la espita del pensamiento, no hay que obsesionarse con abrir y cerrar temas, sino disfrutar su discurrir.
Piénsese en un foro romano primigenio. A veces había un poco de barullo, sí, pero fluían las ideas y el estímulo. Llegaba un notas cagaba su opinión y se iba, a unos se la sudaba, otros tomaban nota y a lo mejor hasta le servía; había uso y disfrute en aquellos modos.
Como efecto sobresaliente, destacar que ilg ha sido la persona de nuestro tiempo que más y mejor me ha recordado a Stalin. Vean la peliculilla de HBO con Robert Duvall y "El círculo del poder" para que comparen y juzguen.
No obstante, no todo fue malo en su régimen. Romperé otro mondadientes en su favor aseverando que, efectivamente, entre su brutalidad y destemples... a veces se escurría alguna velada indicación al interpelado que podría interpretarse como un sincero intento de guiarlo al sentido común.
Bueno, si efectivamente regresa ya he firmado mi sentencia de muerte. Me haré un clon, supongo.